Actualmente, quien más y quien menos ha hecho alguna compra procedente de fuera de la Unión Europea de artículos de tecnología o para el hogar. Cada vez se ha popularizado más esta práctica por los múltiples beneficios en cuanto a precio de este tipo de productos.
Pero, aunque pueda parecer que todo son ventajas, no siempre es así ya que, como se suele decir popularmente “lo barato sale caro”.
El motivo principal por el que la gente compre fuera de la UE es por los precios bajos que encuentran en productos que en nuestro país son mucho más caros. Principalmente, suelen ser productos tecnológicos de moda como teléfonos móviles, tablets y accesorios para ordenador. También, los complementos como bolsos, zapatos e incluso ropa son muy populares.
Falta de garantías
En compras realizadas fuera de la UE, principalmente a China y EEUU, uno de los grandes problemas que se encuentran los consumidores es la falta de garantías. Los principales incidencias son que el producto recibido no se corresponde con el anunciado, o que, en caso de fallo de funcionamiento, es muy difícil reclamar o la garantía es de tan solo un año.
En este caso los consumidores son reticentes a reclamar, ya que, si por ejemplo has comprado un teléfono móvil y no funciona, el trámite se hace complicado al tenerlo que enviar de vuelta (el período puede durar dos o tres semanas), recibir contestación y que te lo arreglen o sustituyan por otro. El proceso puede durar semanas o meses.
Por esto, aunque el producto haya sido barato, la vida útil ha sido muy corta o inexistente y, por lo tanto, el precio bajo no sale tan rentable.
El IVA y la tramitación postal
Un tema que está llevando de cabeza a la UE es el pago del IVA y aranceles de los productos que vienen de países extracomunitarios. El auge de las compra de productos fuera de la UE, sobretodo a China, ha producido que se haya incrementado el tráfico postal extracomunitario, lo cual hace más difícil el control de los paquetes y revisar si se está produciendo el impago del IVA, del 21%, y del arancel, del 2,5%.
Por su parte, Bruselas ha decidido que a partir del próximo año todos los envíos tendrán que pagar el IVA. Hasta ahora solo lo hacían los productos de más de 22€.
En este sentido, la tramitación postal amenaza con colapsarse.
Mi paquete está en la aduana
El Acuerdo de Kahala (2012) es un acuerdo postal internacional que se tramitó con la intención de agilizar los envíos desde Asia a Occidente. La falta de personal para el control de este tipo de envíos han hecho que se favorezca el hecho que la mayor parte de los productos lleguen a su destinatario sin pagos de Aduana.
Con todo, es posible que, en algunos casos, la aduana intercepte envíos por correo ordinario y legalmente lo abra para comprobar si los datos del envío se corresponden con la realidad.
Si se da el caso que en la oficina de correos sospechan que el valor indicado por el vendedor no es el correcto, el paquete puede quedarse retenido en la Aduana y avisen al destinatario. En este caso, se le solicitarán comprobantes de compra y deberá pagar los impuestos y aranceles si es necesario.
¿Cuando debo pagar los impuestos?
Hasta ahora y hasta que Bruselas ponga en funcionamiento la nueva normativa, en las compras hechas fuera de la UE el destinatario no tiene que pagar ningún impuesto si el valor del producto comprado es inferior a 22 euros. Tampoco se aplica para los envíos entre particulares que no tengan un valor superior a 45€.
En el caso de un envío comercial a un particular, si el coste, incluido los gastos y el seguro, están entre los 22 y los 150 euros, el destinatario debe pagar el IVA que corresponde.
A partir de 150 euros, tanto si el envío tiene carácter comercial o es entre particulares, el receptor tendrá que pagar el IVA y los costes aduaneros y arancelarios que correspondan, según el tipo de mercancía.